VIGILANCIA TECNOLÓGICA

Entrevista con Ricardo Aguayo: “La sensorización enseña al agricultor a no desperdiciar agua”

Conocemos de mano del ingeniero agrónomo Ricardo Aguayo, especializado en nuevas tecnologías, la implantación que está teniendo la agricultura de precisión en las plantaciones de cítricos, almendros y olivares del centro y sur de España

Ricardo Aguayo es ingeniero agrónomo y está especializado en nuevas tecnologías. En su día a día trabaja asesorando a agricultores con cultivos como los cítricos, olivares o almendros de las comunidades de Extremadura y Andalucía.

Con él conocemos la implantación que están teniendo herramientas de la agricultura de precisión como las imágenes por satélite o sistemas de sensorización y automatización del riego, que persiguen una optimización de los recursos.

-¿Cómo se ha incorporado la agricultura de precisión en los cultivos en los que trabajas?

-En cultivos leñosos se están incorporando más las herramientas de la agricultura de precisión porque el producto final tiene un mayor valor económico, lo que permite utilizar esta tecnología. Aun así, lo cierto es que se está incorporando muy poco a poco. Son pocas las empresas que van rompiendo el hielo y van llegando al campo.

-¿Qué barreras están encontrando para llegar al campo y convertirse en una herramienta más de trabajo?

-Realmente tienen una implantación difícil, ya que son elementos técnicos que necesitan un apoyo técnico permanente para que funcionen y para interpretarlos. No todos los agricultores están preparados para contar con este tipo de herramientas. Muchas veces, la implantación de estas herramientas viene directamente de la mano del técnico que gestiona y orienta sobre el cultivo, que es quien apuesta por utilizarlas por la información que le proporcionan.

En ocasiones, estas herramientas también se quedan inutilizadas al poco tiempo de colocarlas porque son muy sensibles y a veces nos encontramos con que se estropean por las inclemencias del tiempo, los roedores, al ser alcanzadas por la maquinaria… Todo esto está dificultando que se extiendan.

-¿Qué tecnología es más habitual en la gestión de los cultivos?

-Lo que más extendido y asentado está es el control remoto del riego y el uso de sensores de humedad en suelo. Además, algunos agricultores están echando mano de la interpretación de imágenes por satélite para abordar las necesidades del cultivo. También hay utilización puntual de drones para conocer las curvas de nivel orográficas de las parcelas de cultivo.

En combinación con estas tecnologías, se están utilizando los sistemas de información geográfica (SIG), programas que nos permiten situar en plano toda la información relevante para las fincas (sistema de riego, puntos de control, mediciones, tratamientos concretos, etc). Nos dan un histórico visual muy práctico.

Otra tendencia en auge es la introducción de programas de gestión de cuadernos de explotación, tan necesarios para la implementación del Cuaderno Digital de Explotación y su integración con los datos de la Administración.

-En el caso de la gestión del riego, ¿cómo funcionan estos sistemas?

-La instalación de riego se adapta a la automatización o bien por cableado o con la colocación de un pequeño aparato que funciona a pilas. Esta automatización del riego, de apertura y cierre, puede estar programada a lo largo de la campaña o puede controlarse de forma directa desde el móvil o el ordenador, también de forma programada o bien en remoto en el momento que se desee. Esta herramienta es de lo más utilizado.

“No son herramientas que funcionen solas, sino que son una ayuda más para la gestión del cultivo”

-¿Se ha automatizado también la decisión de abrir o cerrar ese riego?

-Muchas empresas han prometido que el sistema de válvulas abra ya directamente sólo cuando lo necesita el cultivo, pero por ahora eso es aún ciencia ficción. En realidad tiene que haber alguien, bien sea un técnico, un encargado de finca, el agricultor… que esté atento a las necesidades de agua del cultivo. No se puede dejar por el momento la parcela a expensas de lo que un sensor o un número muy limitado de ellos pueda decidir, ya que los sensores fallan. Tiene que ser una combinación de la programación y lo que está pasando en el campo. No son herramientas que funcionen solas, sino que son una ayuda más para la gestión del cultivo.

-¿El uso de sensores también se ha extendido? ¿Cómo funcionan estas herramientas?

-Los sensores de humedad se instalan en el suelo y miden la humedad entre 20 y 60 centímetros de profundidad. El problema es que en parcelas de 10 hectáreas es habitual no tener más de un sensor, debido al elevado coste que tienen. Sin embargo, si están colocados de forma estratégica, nos ayudan a saber si al cultivo le falta o sobra agua, de manera que optimices el riego.

También hay sensores que se centran en analizar la humedad interna de la planta. Incluso los satélites y drones también permiten conocer el estado vegetativo del cultivo y nos ayudan a saber las necesidades de riego de la parcela y facilitan la toma de decisiones. La sensorización nos permite un ahorro de agua y optimizar el riego.

“La sensorización de los cultivos permite un ahorro de entre 30 y el 40% en comparación a un riego tradicional”

-¿Qué ahorro supone echar mano de los sensores para los agricultores?

La sensorización enseña al agricultor a no desperdiciar agua, ya que estas sondas nos permiten decidir cuándo cortar el riego. Se ha pasado de regar por intuición a regar en base a las necesidades reales del cultivo y viendo cuando deja de ser útil el aporte de agua porque se está perdiendo. Estas herramientas permiten un ahorro de entre 30 y el 40%, en comparación a un riego tradicional. Un cultivo arbolado al que se le aportaban unos 5.500 metros cúbicos de agua puede manejarse con estas herramientas apenas con 3.500 metros cúbicos sin que el árbol sufra demasiado.

-Con la sequía que está afectando a buena parte de los campos del centro y sur de España, ¿os están siendo de utilidad estas herramientas para hacer un uso más eficiente del agua?

-Paradójicamente no, ya que la cantidad de agua que nos están proporcionando para el riego es tan mínima que los sensores están detectando que las necesidades se encuentran por encima de las posibilidades que tenemos, por lo que en estos momentos están siendo inútiles.

-En todo caso, todas ellas son herramientas que ayudan en la gestión del cultivo, pero no evitan tener que estar en el campo para su supervisión…

-Desde luego. Recientemente una sonda nos estaba indicando que unos árboles estaban teniendo necesidad de más aporte de agua, una situación que no nos cuadraba. Cuando nos acercamos a comprobarlo, vimos que el problema es que al pie del árbol había crecido hierba que estaba absorbiendo el agua. Se necesita también estar en el cultivo.

– También se están utilizando sistemas con imágenes por satélite. Explícanos su utilidad.

-Las imágenes por satélite se están utilizando sobre todo para hacer una interpretación de la fotosíntesis que realiza el cultivo. Con una resolución de 10×10 metros por cada píxel, la imagen te ofrece información sobre el crecimiento. Es una pequeña ayuda que, al ser gratuita, es interesante.

-¿Qué beneficios reporta emplear este tipo de imágenes?

– Desde la perspectiva de la investigación, en centros como la Universidad de Córdoba, están utilizando la toma de imágenes de satélites sobre el estado del cultivo y el terreno para dosificar el aporte de abono o productos fitosanitarios. A día de hoy, son trabajos que se está realizando en centros de investigación, pero a nivel de campo es muy raro que una finca tenga implantados estos sistemas por ahora. Nosotros trabajamos desde Jaén, Sevilla, Córdoba o Huelva y visitamos a decenas de clientes y no se está empleando. 

“Aunque ofrecen una mayor resolución, el coste de los drones está condicionando su utilización frente a las imágenes gratuitas de los satélites”

-¿Tienen cabida también los drones o han quedado relegados por otras tecnologías?

– La utilización de drones es muy llamativa, pero la verdad es que en cultivos leñosos en estas zonas les está costando trabajo ser útiles y rentables. Ofrecen una mayor resolución que las imágenes por satélite, pero su coste está condicionando su utilización frente a los satélites. No es tanto que la información que proporcionan no sea de utilidad, sino que está siendo menos utilizada.

Los drones se están utilizando mucho para saber con precisión las curvas de nivel a la hora de hacer una modificación o una nueva plantación, para conocer bien las pendientes. A partir de la información de los drones, se diseña después la plantación.

-¿Qué perspectivas ves para este tipo de tecnología?

Creo que habrá un abaratamiento de estas herramientas, al tiempo que se harán más robustas y eficientes, de manera que se pueda extender su uso y proporcionen una información más precisa. Así, en el caso de los sensores, en lugar de recibir una información de un único punto de la parcela, procederá de una red de sensores. La utilidad de estas herramientas está ligada al uso eficiente de los recursos.

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